domingo, 25 de marzo de 2012

LA SOFROLOGIA



La Sofrología fué le primera herramienta terapeútica que tuve la ocasión de experimentar.
Tenía entonces como 23 años, y llevaba como podía -fatal!- grandes dosis de angustia y sucesivos ataques de pánico. Así lo llamo ahora; entonces pensaba que me estaba volviendo loco.
Acudí a la consulta de Antonio Asín Cabrera y al poco estaba formando parte de un grupo de entrenamiento en técnicas sofrológicas.
Mano de santo!. Lo peor de los síntomas quedó eficazmente contenido detrás de una sensación completamente novedosa de capacidad de autocontrol. Todavía me sigo sirvirendo de las bases de aquel método de autoconciencia, si bien me parece que se habrá ido amalgamando con muchos otros y ahora dificilmente se notarían con nitidez los límites de qué es y qué no es sofrología en mi práctica.

Buscando en Internet información que compartir con mis lectores acerca de esto que fué mi bautismo en la relajación, encuentro, junto a alguinas cosas esenciales, ecos de agrias polémicas, de disensiones, de cismas; y también un al menos aparente decrecimiento del peso de la sofrología a medida que los años fueron pasando. Lo comento por no dar la impresión de que no quiero verlo, pero solo por eso. La sofrología, al menos en sus bases y en sus ejercicios de los primeros niveles, funciona, es fácil, carece de efectos secundarios y no conlleva ideología alguna. Esa es mi experiencia.

En Bilbao, Iñaki Iriondo trabaja con esta técnica -entre otras- desde ... desde siempre.
 En   http://yosoki.com/4640.html   se puede encontrar tanta información acerca de la sofrología como se pueda desear.


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